Durante los seis primeros meses de este 2013, de Arrels hemos facilitado alojamiento a 226 personas. La cifra supera la del año pasado pero sabemos que todavía no es suficiente. Tenemos una lista de espera de unas 30 personas, todas ellas sin hogar y en situación de exclusión severa que esperan entrar en el hogar residencial Pere Barnés y los pisos que gestionamos en la entidad. Y esta lista de espera sigue creciendo, porque la necesidad de vivienda aumenta a un ritmo superior a la capacidad de Raíces para hacerle frente.

Una cosa es clara: todo el mundo necesita estar convencido de que nunca más volverá a la calle, todo el mundo necesita tener la seguridad de la vivienda para siempre. Es algo muy importante, fundamental, porque la vivienda es la base para la mejora y la autonomía de las personas. Y sin esta garantía y seguridad que proporciona la vivienda estaremos trabajando sobre cimientos débiles.

En Arrels intentamos dar respuesta a esta situación a través de diferentes propuesta de vivienda: pisos, una residencia para personas con una salud frágil, habitaciones de realquiler y pensiones. Hay quien quiere vivir solo. Hay quien prefiere vivir con más gente. Hay quien necesita asistencia veinticuatro horas al día. Hay quien necesita un apoyo puntual. Cada uno tiene unas necesidades específicas para cada etapa de su proceso.

El reto de Arrels ante esta cuestión es grande. En primer lugar, porque para proporcionar a la persona la sensación de seguridad es necesario asegurar un alojamiento adecuado -con intimidad y limpio- y garantizar que sea estable en el tiempo. En segundo lugar, porque para asegurar esta estabilidad hay que garantizar determinados ingresos económicos (¡que no son pocos!). De momento, estamos poniendo las bases para hacerlo posible, porque pensamos que es posible conseguir que nadie duerma en la calle.

Ferran Busquets, director de Arrels Fundación.

Más información

Este artículo se incluye en la revista Arrela’t (pdf).

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