“En nuestras calles, entre cartones, viven personas”


Enrique Richard es voluntario del equipo de calle de Arrels desde hace diez años. Pasea por las calles de Barcelona, escuchando y acompañando a las personas que viven en ella. Ahora recoge su experiencia en el libro Con Cartones por la calle donde plasma varias de las historias vividas pero donde, sobre todo, nos acerca con una sensibilidad especial a la realidad de las personas sin hogar. El miércoles 17 de abril presenta su libro, a las 19h en la sede social de Arrels.

Dices que tu tarea en Arrels consiste en ‘hacer la calle’, ¿qué quieres decir con eso?

Es una expresión que crea una ambigüedad provocada. Hacer la calle es entrar en un mundo cruel, oscuro y que nadie ve.
Hacer la calle es pasearla. Yo hago la calle con Puri, mi compañera voluntaria del equipo de calle; nuestro estilo es ir despacio, no tenemos prisa… vamos a descubrir quien es aquél que coge algo de las papeleras, que coge un trozo de bocadillo a medias y luego se lo lleva a la boca, aquel que sube y baja la Rambla… observamos y saludamos a aquél que casi nadie saluda. Nos encontramos con gente que ya conocemos y nos sentamos con ella y nos relacionamos. Eso es para nosotros hacer la calle.

En tu libro dices que “la calle nos pide cambiar la mirada”, ¿a qué te refieres?

A los pocos días de estar en Arrels me dieron un carrito para ir a recoger a Antonio a los soportales de las atarazanas porque era una persona que por su situación de alcoholismo no se podía mover. Me dan el carrito, me lo llevo, me lo traigo a Arrels a ducharlo y al final de la tarde me vuelven a dar el carrito para que vuelva a dejar a Antonio donde lo había cogido, a la calle, a la acera a que allí pase la noche… pero ¿cómo? ¿Arrels no era otra cosa? Pues no.
En ese momento empezó a cambiar mi mirada. No se trata de salvar a la persona sino de acompañarla, de estar a su lado para que sea protagonista de su propia transformación. Hoy es una ducha y otro día será otra cosa, porque no se puede pretender que una persona haga algo que no quiere y mirarla sólo desde nuestros parámetros. Aquella ducha, en aquel momento, era una transformación importante para Antonio, y no quería más. Haciendo la calle te encuentras con cosas que no entiendes y que nunca entenderás pero hay que respetarlas.

Antes del libro que ahora presentas empezaste un blog, ¿por qué empezaste a escribir sobre las personas sin hogar?

En el equipo de calle empecé en 2002 y al año siguiente ya estaba escribiendo porque necesitaba reflexionar y sacar lo que estaba viviendo. En 2007 surgió la idea del blog y desde entonces voy escribiendo. El libro se basa en estos relatos de 10 años haciendo calle, con algunas reflexiones nuevas, y busca cambiar la mirada, para que la persona que está en el parque de enfrente de tu casa no sea un estorbo sino una persona que, no sé por qué razones, se ha visto abocada a estar ahí. Nadie ha soñado nunca con ser indigente… cuando alguien acaba en la calle es porque algo ha pasado.

¿Cómo os acercáis a una persona que está en la calle? ¿Cómo construís una relación?

Acercarse por primera vez es posiblemente lo más complicado y lo que a uno le cuesta más porque significa entrar en la ‘casa’ del otro. A veces para entablar una conversación con una persona y poderte sentar con ella pasan semanas porque un día le dices ‘adiós’ y no te dice nada pero te ha mirado, y a la semana siguiente le vuelves a decir adiós y a lo mejor te contesta.
En el libro hablo de una experiencia, de un tal Juan José. Arrels tardó años en establecer la primera relación con él. Todavía sigue en la calle y Puri y yo pensamos que posiblemente morirá en la calle pero el hecho de que nos acepte es un éxito. Para nosotros Juan José no es un fracaso.

Cuando se hace la calle, ¿qué es un éxito y qué es un fracaso?

Si el éxito es que una persona viva como tú y como yo no saldríamos a hacer la calle. Si nuestro objetivo es conseguir que la persona consiga autoestima, que esa persona se relacione conmigo de igual a igual… entonces no estamos fracasando. Yo he podido conocer a unas 500 personas, a muchas no he vuelto a verlas pero, de las que han establecido relación conmigo no veo fracaso porque se han transformado. El éxito es recuperar la autoestima, porque cuando uno la recupera ahí empieza todo.
Por otro lado… ¿éxito es que le des un techo? ¿Qué éxito es ese si sólo recompones un hilo y el resto siguen rotos?

¿Qué te ha enseñado la calle?

En la calle he aprendido a sonreír. Nosotros decimos que la calle es muy sencilla cuando la otra persona no quiere nada porque entonces se establece una relación de igual a igual. También te enseña a relativizar tu vida y que hay muy pocas cosas que no puedan esperar a mañana.


¿Qué crees que deberíamos hacer los ciudadanos para conseguir Nadie durmiendo en la calle?

Cambiar la mirada y tener otra actitud, ser críticos ante una sociedad en la que nosotros somos culpables en la medida en que somos partícipes de esta injusticia. No puede ser que en pleno agosto un político quite los 420€ de la ayuda social como si fuesen los 420€ que se quitan ellos de su sueldo. Las alturas nos pierden la perspectiva de la persona, y eso es peligroso.

¿Qué planes de futuro tienes?

¡Continuar! Siempre me quedará la calle. El encuentro con la persona es lo que me hace sentir bien, y sentir que estoy con ellas y ellas son las protagonistas de su propia vida. También me gustaría seguir escribiendo, seguir contando.

Enllaços:

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