Propuestas  a todos los ayuntamientos y consejos comarcales

 

De los 947 municipios que hay en Cataluña, solo 21 ofrecen datos que dimensionan el número de personas que viven en la calle. A partir de estas cifras sabemos que, como mínimo, en Cataluña hay más de 1.700 personas durmiendo en la calle. Esta veintena de municipios acogen el 46% de la población total de Cataluña. En este sentido, el Marco de Acción para el Abordaje del Sinhogarismo en Cataluña 2022-2025 ha cifrado en 2.347 el número de personas que vivían en la calle en el año 2016.

Si nos fijamos en el área metropolitana de Barcelona, sabemos que más de 1.400 personas viven al raso. Los datos pertenecen a 14 de los 37 municipios metropolitanos, que representan el 76% de la población del área metropolitana, según datos propios, datos de diferentes municipios y datos del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona (IERMB).

El derecho a la intimidad, al descanso, a la movilidad, al disfrute de los espacios y recursos sociales y culturales, al espacio público, a la higiene, a la integridad física, a guardar en un lugar seguro y estable sus pertenencias y documentación… son algunos de los derechos que, desde el punto de vista del ámbito municipal, ven vulnerados las personas que viven en la calle.

Es imposible lograr #nadiedurmiendoenlacalle solo desde el ámbito local porque hay motivos estructurales que van más allá, pero abordar la problemática desde cada municipio y comarca es el primer paso. Uno de los objetivos de todas las administraciones debería de ser acabar con el sinhogarismo, cada una desde sus competencias, pero con una mirada en común: que todo el mundo tenga acceso a una vivienda.

Listamos una serie de propuestas dirigidas a todos los municipios y comarcas catalanas.

 

Medidas para hacer posible #nadiedurmiendoenlacalle en los municipios catalanes

 

1.

Atender a las personas desde el mismo municipio.

Es necesario que desde el ámbito local se vele por todos los vecinos y vecinas sin hogar para que puedan ser atendidos en el propio municipio y territorio. Cada municipio debe ser capaz de reconocer e identificar a las personas que viven en él y sufren situaciones de sinhogarismo, personas que pueden ser usuarias de sus servicios y que, como vecinas, también son susceptibles de ser empadronadas. Lo recoge el Marco de Acción para el Abordaje del Sinhogarismo en Cataluña 2022-2025, que indica que cada persona sin hogar debería ser conocida por el equipo de servicios sociales del territorio donde reside, así como tener un profesional de referencia.

En este sentido, para facilitar la atención y atender a las personas antes de que sea tarde, proponemos que cada municipio cuente con mecanismos de información y prevención.

 

2.

Cumplir la ley y facilitar el empadronamiento desde cada municipio.

Todos los municipios catalanes deberían atender a las personas sin hogar que duermen en sus calles. Es posible que la persona, a pesar de vivir desde hace tiempo en un municipio concreto, no esté empadronada, pero esto no debería de ser un problema para recibir atención social. En la actualidad, todos los municipios catalanes están obligados por ley a empadronar a sus vecinos y vecinas, tengan o no un hogar; no hacerlo vulnera los derechos de las personas y la ley. Pero, según datos del Marco de Acción para el Abordaje del Sinhogarismo en Cataluña 2022-2025, solo un 12% de los municipios catalanes dicen empadronar a todas las personas que lo solicitan.

Proponemos que los servicios sociales se impliquen desde el inicio y acompañen en el proceso de empadronamiento a las personas sin hogar, para facilitar el trámite y ayudarles a acreditarse. Cuando se vive en la calle es fácil perder o quedarse sin documentación y, especialmente en el caso de las personas migradas, a veces es complicado recuperarla.

 

3.

Saber cuántas personas duermen al raso en el municipio para dimensionar la problemática.

Saber cuántas personas duermen al raso en un territorio en concreto es una información imprescindible para después diseñar políticas que se ajusten a la realidad. Hay varias formas de dimensionar la problemática, dependiendo del tamaño del municipio: promoviendo recuentos nocturnos en los municipios; saliendo de manera habitual durante el día con equipos de agentes sociales y/o la policía local para conocer a las personas que viven en la calle; aprovechando los recursos y la información de otros actores del municipio —como entidades sociales, bibliotecas, áreas básicas de salud y servicios de urgencias hospitalarias, etc.—. Hay que dimensionar desde la transparencia y sin miedo a hacer públicos los datos.

Para empezar, proponemos centrarnos en los municipios catalanes de más de 20.000 habitantes, ya que acogen a más del 70% de la población catalana y sería un primer paso para dimensionar la problemática.

 

4.

Abrir espacios residenciales dignos en cada municipio para que centenares de personas dejen de dormir en la calle.

La propuesta de ley que hemos desarrollado entidades sociales y el mundo académico y que actualmente se está trabajando en el Parlamento de Cataluña recoge como pilar básico para abordar el sinhogarismo de calle, disponer de espacios residenciales dignos y espacios de pernoctación de emergencia en los municipios catalanes. Se trata de alojamientos abiertos durante todo el año, ubicados en cada territorio, y que permitirían atender desde la proximidad a cada persona.

Los municipios más pequeños o medianos podrían empezar por habilitar espacios pequeños, nocturnos y de baja exigencia, y ofrecer durante el día a la persona otros servicios útiles que brinden protección y espacios de descanso. El objetivo de estos espacios nocturnos de baja exigencia es ofrecer un lugar seguro donde pasar la noche y adaptarse a las necesidades de las personas (mujeres y personas LGTBIQ+, con adicciones y/o problemas de salud mental, personas con animales de compañía, etc.).

Si tu municipio es pequeño o mediano, te proponemos también ofrecer directamente vivienda a las personas. Se trata de opciones más económicas que abrir grandes equipamientos y que desde Arrels hemos comprobado que funcionan. Estas alternativas reemplazarían otras acciones temporales que actualmente se llevan a cabo en algunos municipios catalanes durante episodios de frío extremo o de condiciones climáticas extremas, y que solo duran unos días.

 

5.

Modificar las ordenanzas de convivencia para garantizar los derechos de las personas sin hogar.

Las ordenanzas municipales que regulan cuestiones relacionadas con la convivencia ciudadana deberían excluir de sus prohibiciones y sanciones a las personas que viven en la calle y entender que el hecho de no tener una vivienda y recursos públicos suficientes imposibilita cumplir con las normativas.

En Tarragona, la ordenanza prohíbe lavarse y hacer las necesidades en el espacio público, dormir, ensuciar el mobiliario público y coger objetos de la basura, entre otros. En Girona, está prohibido lavarse en fuentes, acampar, beber alcohol en la calle y hacer un uso diferente del mobiliario urbano. Estos dos casos de municipios catalanes, junto con el de Barcelona, son recogidos por Cáritas en un informe sobre el contenido y las consecuencias de las ordenanzas municipales en el Estado español, realizado en 2021 y compartido con el Relator de las Naciones Unidas sobre Extrema Pobreza y sobre el Derecho a una Vivienda Adecuada.

Insistimos en la necesidad de abordar el sinhogarismo desde una perspectiva social y no desde la normativa de convivencia de cada municipio. Es una cuestión que también recoge con preocupación la propuesta de ley para abordar el sinhogarismo que se está trabajando en el Parlamento de Cataluña.

 

6.

No criminalizar a las personas que viven en la calle desde los servicios municipales.

Los servicios municipales —como los servicios de limpieza y de seguridad— deberían estar más formados en la realidad de las personas sin hogar, tener más herramientas para sus intervenciones en el espacio público y coordinarse de manera activa con los recursos existentes en los municipios y consejos comarcales para orientar a las personas. Prácticas habituales como tirar las pertenencias a la basura u obligar a cambiar de sitio a la persona vulnera derechos. Hace falta más coordinación entre las entidades y los servicios sociales y aportar una mirada desde la atención social.

En este sentido, pedimos a los servicios municipales de cada ciudad y pueblo de Cataluña no criminalizar a las personas que viven en la calle y evitar prácticas como echar de su lugar de descanso a las personas que duermen al raso, tirar a la basura sus pertenencias o poner elementos de arquitectura hostil en edificios públicos.