Detrás de la colocación de cada elemento de arquitectura hostil hay escondida la historia de una persona sin hogar que se ha visto afectada. Jesús, Oscar y Román son solo tres de los innumerables casos que conocemos desde Arrels y que nos demuestran que la arquitectura hostil supone una vulneración de derechos y afecta profundamente la vida de las personas que duermen en la calle. Para hacerlo visible, este año organizamos – del 19 al 25 de febrero – un mapeo colaborativo de elementos de arquitectura hostil en grandes ciudades catalanas. ¡Apúntate!

Jesús* y Miguel* solían dormir en Sants, en la calle Antoni Campmany, bajo la rampa de la entrada al metro de Mercat Nou. El tiempo que pernoctaron allá, se creó una relación de apoyo con el vecindario de la zona. Víctor y Andrea, educadores del equipo de calle de Arrels, les visitaban. “Un día nos encontramos que se había decidido poner una valla bajo la rampa donde dormían y ellos ya no estaban”, explican. Después de esto, el equipo de calle sabe que Jesús y Miguel están durmiendo por la zona, pero todavía no han podido localizarlos.

Óscar*, un hombre que conocemos, dormía en la calle en Pedralbes. Le pusieron un elemento de arquitectura hostil en el rincón de la entrada del edificio donde solía dormir, pero durante un tiempo volvía cada noche a descansar allá. Óscar dormía como podía; sabemos que en este espacio hay una cámara de vigilancia que lo enfocaba directamente y pensamos que esto le daba la sensación de mayor seguridad. Los propietarios del edificio han puesto cada vez más elementos que Óscar ha ido sorteando hasta que ha podido. Ahora, ya no es posible descansar en el que para él era un rincón de protección.

Román estuvo unos días en el hospital y los propietarios del espacio donde descansaba aprovecharon para poner unos pilones para que ya no pudiera volver. También conocemos el caso de Oriol, que dormía a las puertas de una oficina bancaria donde pusieron unos elementos de arquitectura hostil. Como Oriol continuaba yendo, decidieron colocar unos pilones unidos por una estructura horizontal para que no se pueda descansar allá.

Desde Arrels, no nos cansamos de explicar que las barreras arquitectónicas no son la solución porque la problemática no desaparece cuando se impide dormir a una persona en un lugar en concreto, únicamente se traslada. Además, comportan dificultades añadidas para las personas que viven en la calle y suponen una vulneración de derechos. “Tiene grandes consecuencias para las personas que acompañamos. Al problema de encontrar un lugar para protegerse de la lluvia, el frío, donde intentar estar segura y tener tranquilidad, se suma la criminalización de la pobreza. El mensaje que se envía a estas personas es ‘aquí no te queremos, no eres bienvenido’. Son situaciones y sentimientos que, por desgracia, se acaban normalizando en la persona que no tiene un lugar donde vivir”, explica Andrea, educadora del equipo de calle de Arrels.

Vivir en la calle significa tener muchos derechos vulnerados y las barreras arquitectónicas a menudo comportan dificultades añadidas. La ordenanza de civismo de Barcelona suma un obstáculo más y prohíbe “utilizar los bancos y los asientos públicos para usos diferentes a los cuales están destinados”.

Además, cuando una persona sin hogar se ve obligada a cambiar su lugar de descanso habitual se expone a perder el vínculo con los equipos de apoyo social que la visitan en la calle. Volver a localizar a la persona y restablecer el vínculo puede suponer tiempo o la pérdida del seguimiento social de la persona, tanto por nuestro equipo de calle como por parte de los equipos municipales.

* Nombre ficticio para proteger la identidad de las personas que han pedido preservar su identidad.
 
 

Del 19 al 25 de febrero, participa en el mapeo colaborativo

Para poder situar sobre el mapa estos puntos y dimensionar la problemática en las grandes ciudades catalanas, os proponemos salir a la calle y recorrer vuestro barrio o municipio, el día que queráis entre el 19 y el 25 de febrero. El objetivo es fotografiar las barreras arquitectónicas que se encuentren y subir las fotografías al mapa colaborativo de Arrels. Esta será la segunda edición del mapeo, que ya cuenta con la participación de más de 400 estudiantes de 14 centros educativos de Barcelona, L’Hospitalet de Llobregat y Mataró.

La propuesta está abierta a empresas, entidades y ciudadanía. Se puede colaborar individualmente o con más personas; solo se necesita un dispositivo móvil para subir las fotos al mapa colaborativo y seguir estas instrucciones. ¡Apúntate!

Este año, la acción incluirá un video de sensibilización sobre la arquitectura hostil que visibilizaremos a través de una pegatina con un código QR que colocaremos en cada elemento localizado. Esta propuesta busca dar visibilidad a estos elementos hostiles tan presentes en nuestras ciudades, que a veces pasan desapercibidos pero que impactan negativamente en la vida de las personas sin hogar.

Desde Arrels, nos gustaría que las personas sin hogar pudieran hacer uso del espacio público como cualquier ciudadano o ciudadana. Estamos convencidos que lograr #nadiedurmiendoenlacalle es posible pero, para ello, hacen falta políticas de atención social y de vivienda dirigidas a las personas que viven en la calle y políticas de prevención para que nadie pierda su casa.
 

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