Una veintena de propuestas para mejorar la atención sanitaria a las personas que viven en la calle en Cataluña


Crear un código de alerta sanitaria específico para las personas que viven al raso, evitar la sectorización y atender desde cualquier área básica de salud, formar a los profesionales de los centros sanitarios, hacer visitas médicas directamente en la calle, aumentar las plazas residenciales… Son algunas de las propuestas que servicios de los ámbitos sanitario y social hemos elaborado para garantizar el acceso al derecho a la salud de las personas sin hogar.

Cuando vives en la calle, estás expuesto a muchos riesgos, todos los días del año. Sufres la lluvia, el frío, el calor, pero también puedes sufrir violencia física o verbal, cansancio debido al sobre esfuerzo que comporta recorrer Barcelona para poder ducharte y comer, caerte o sufrir un accidente, etc. Cuando vives en la calle, hay muchísimas necesidades básicas que no tienes cubiertas, como comer caliente, cambiarte de ropa a menudo o tener un lugar para descansar y resguardarte durante el día.

El derecho a la intimidad, a descansar, a la higiene, a la integridad física… quedan vulnerados. También el derecho a la salud y a la atención sanitaria, porque el hecho de vivir a la intemperie castiga y deteriora el estado de salud de las personas y acorta en 25 sus años de vida.

Precisamente para mejorar la atención sanitaria a las personas que viven en la calle en Cataluña, profesionales del ámbito sanitario y de entidades y servicios expertos en sinhogarismo nos hemos encontrado durante todo el año pasado para compartir las dificultades más habituales que se dan en la atención sanitaria a las personas sin hogar.

El grupo, llamado #SalutSenseLlar y liderado por el Colegio de Médicos de Barcelona, está formado por unos treinta profesionales de la administración y servicios públicos, hospitales, CAP y entidades sociales, entre otros. Desde Arrels también participamos.

“La gran dificultad que nos sobrevuela es la carencia de vivienda, pero desde el ámbito sanitario debemos abrir la mirada para garantizar el derecho a la salud también a las personas que duermen en la calle. El documento que hemos creado pone sobre la mesa algunas dificultades que tenemos: la impotencia de dar altas hospitalarias a domicilio cuando no hay un domicilio, la sectorización que hace que muchas veces una persona sin hogar no pueda ser atendida en un CAP, la pobreza farmacéutica”, afirma Beatriu Bilbeny, médica de familia y vocal en el Colegio de Médicos.

En concreto, el documento que hemos elaborado recoge 23 propuestas que se fijan en cuatro objetivos: evitar barreras y favorecer la accesibilidad al sistema de atención sanitario, evitar la carencia de información y facilitar el registro de las situaciones de sinhogarismo, evitar la carencia de recursos sociales y de alojamientos y garantizar la continuidad asistencial y hacer frente a problemas clínicos.

 

Las dificultades para acceder a la atención sanitaria

Como explica Carme Roca, médica de familia y miembro del grupo #SalutSenseLlar, las personas que viven en la calle se ven afectadas por enfermedades cardiovasculares; sufren lesiones cutáneas por la exposición al sol y tienen los pies castigados porque tienen que andar mucho y no tienen un calzado adecuado; tienen más patología respiratoria y patología mental. “Tener que vivir en la calle produce estrés crónico; el miedo produce estrés”, alerta.

Ir al médico tendría que ser una acción relativamente sencilla, pero para las personas que viven al raso presenta muchas dificultades. La puerta de entrada a la atención sanitaria para las personas sin hogar suelen ser los servicios de urgencias y suele pasar que, como la necesidad en el día a día es sobrevivir, cuando una persona que vive en la calle se decide a ir al médico es porque sufre mucho dolor.

Si la persona se acompaña de un animal o de todas sus pertenencias, tiene problemas para acceder al centro de salud. También hay el riesgo de olvidar el día y la hora de la visita o de llegar tarde y que no te atiendan y te vuelvan a dar cita para más adelante, con el nuevo peligro de no llegar y del aumento de la frustración por parte de la persona. Son situaciones que, desde Arrels, detectamos a menudo.

La falta de información, las situaciones de desconfianza que pueden surgir, las barreras idiomáticas, los problemas administrativos que se dan cuando la persona no tiene documentación ni tarjeta sanitaria, etc., son algunas de las barreras que existen. En este sentido, el hecho que las personas accedan a la atención de la salud por las urgencias de un hospital o de un Centro de Urgencias de Atención Primaria (CUAP) implica también en muchas ocasiones infradiagnósticos, falta de seguimiento y no tener un médico habitual, además de tratamientos pocos adaptados a la situación de la persona y trabas para adherirse a ellos.

 

23 propuestas viables para mejorar la atención sanitaria

Las 23 propuestas que se recogen al documento elaborado por el grupo #SalutSenseLlar son propuestas de mínimos que tendrían que ser un punto de referencia común para todos los centros de salud catalanes. Muchas de estas propuestas se podrían poner en marcha con un cambio de mirada, voluntad política y cambios organizativos.

Algunas de estas propuestas son:

  • Crear un código de alerta sanitaria que se active cuando la persona accede a la consulta o a las urgencias y que ayude a priorizar y a adaptar la atención sanitaria. Este código, por ejemplo, permitiría agrupar las citas y las pruebas diagnósticas para evitar que la persona tenga que volver otro día.
  • Crear el CAP Cero para evitar la sectorización cuando la persona vive en la calle, es decir, que una persona que vive en la calle pueda ser atendida en cualquier CAP, a pesar de que después desde el CAP se intente vincular el paciente al Equipo de Atención Primaria donde esté asignado o allá donde la persona se sienta cómoda.
  • Protocolos claros de coordinación entre los centros sanitarios y los recursos de atención social y formaciones específicas a los profesionales administrativos sanitarios para evitar atenciones arbitrarias y romper prejuicios cuando una persona llega al azulejo del centro de salud.
  • Poner en marcha la historia clínica compartida social y sanitaria para hacer realmente efectiva la coordinación entre los diferentes ámbitos de atención.
  • Que los equipos de trabajo social de los centros sanitarios hagan una valoración social de sinhogarismo al inicio de los ingresos hospitalarios y los servicios de urgencias para tomar medidas y decisiones clínicas y sociales de manera precoz. En este sentido, también se propone que los informes de alta hospitalaria incorporen el diagnóstico médico – como es hace labra – pero también que incorporen el diagnóstico social que hacen los equipos de trabajo social sanitarios. Además, se propone establecer, antes de dar el alta en la persona, las coordinaciones necesarias con los servicios sociales municipales.
  • Salir del centro de salud para visitar a las personas directamente en la calle y establecer vínculos de confianza.
  • Creación de más equipos de salud mental para personas sin hogar en otros territorios del área metropolitana de Barcelona.
  • Desde el punto de vista farmacéutico, proponemos contar con la figura de un farmacéutico referente en comedores sociales y centros de día, así como repensar los requisitos y los trámites administrativos para que una persona que vive en la calle pueda obtener el copago farmacéutico 0 euros para hacer frente a la pobreza farmacéutica.

En este contexto, parte de las propuestas que se han presentado se fijan también en la necesidad de contar con recursos de alojamiento, incrementar los recursos de acogida y de baja exigencia y ampliar el número de plazas de convalecencia para evitar que cuando se da un alta hospitalaria la persona vuelva a vivir en la calle. Porque tener un hogar ayuda a cuidar de la salud y minimiza riesgos.

El grupo de trabajo #SalutSenseLlar, impulsado desde el Colegio de Médicos de Barcelona, está formado por el Colegio de Enfermeras y Infermeros de Barcelona, el Colegio de Trabajo Social de Cataluña, el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CAMFiC), el Consorcio Sanitario de Barcelona – Agencia de Salud Pública, el Parque Sanitario Sant Joan de Déu, el Consorcio de Atención Primaria de Salud Barcelona Esquerra (CAPSBE), el Consorcio Sanitario Integral, Salut Sense Sostre, Domus, la Obra Social Santa Lluïsa de Marillac, Àmbit Prevenció, el Ayuntamiento de Barcelona, Clínic Barcelona y la fundación Arrels.

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