Agresiones a personas sin hogar: las más invisibles y las menos denunciadas


En las últimas semanas, en Barcelona, se han producido dos situaciones de agresiones y discriminación a personas sin hogar. Se trata de casos de aporofobia que han pasado a manos de la Fiscalía para Delitos de Odio y Discriminación. La violencia hacia las personas sin hogar es una de las más invisibles; muchas de las víctimas creen que las agresiones van implícitas a su situación.

Hace unos días detuvieron en Barcelona a los dos responsables de la agresión, en octubre pasado, de una persona que dormía en un cajero. Recientemente, también a salido a la luz el caso de un youtuber que se burlaba de una persona sin hogar ofreciéndole unas galletas rellenas de dentífrico.

Se trata de dos casos de aporofobia, es decir, “la repugnancia u hostilidad ante el pobre, el sin recursos o el desamparado”, tal como lo define la Fundéu. Situaciones como estas se van repitiendo, como las que tuvieron lugar en Madrid y Barcelona el año pasado cuando seguidores de un equipo de fútbol se rieron de personas sin hogar.

Los estereotipos y prejuicios hacia las personas que viven en la calle a menudo pueden derivar en agresiones, insultos, violencia física, menosprecio, intimidación, burla, robos o incluso la muerte; se trata de agresiones invisibles y poco denunciadas. “Vivir en la calle no implica tener que ser víctima de agresiones, pero muchas personas creen que va implícito a su situación y no saben que se trata de un delito”, lo explica Beatriz Fernández, abogada y responsable del equipo de Gestión Interna de Arrels.

En relación a casos como los que se han producido recientemente, la Red de Atención a Personas Sin Hogar, de la cual forma parte Arrels, ha emitido un comunicado denunciando acciones como éstas que no pueden quedar impunes.

La aporofobia, no tipificada en el Código Penal

Actualmente, el Código Penal no contempla que el sinhogarismo o la situación socioecónomica de las víctimas sea una característica que las haga especialmente vulnerables ante los delitos. Desde Arrels, pedimos que el texto legal recoja la aporofobia, es decir, el odio hacia las personas empobrecidas y en situación de vulnerabilidad, dentro del artículo genérico de agravantes en determinados delitos de odio.

En este sentido, la denuncia, tanto por parte de las víctimas como de la ciudadanía, es muy importante para poder registrar, cuantificar y visibilizar esta realidad y provocar un cambio en la legislación. Se puede presentar ante cualquier autoridad policial o en un juzgado de guardia y no es imprescindible que lo haga la víctima (cualquier persona que conozca una situación de posible delito puede interponer la denuncia). Desde Arrels disponemos de un servicio jurídico que puede asesorar y acompañar a la víctima, que tenga un seguimiento por parte de la entidad, a poner la denuncia, si así lo desea.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, las víctimas no denuncian por diversos motivos: porque creen que no servirá de nada, por miedo a posibles represalias o, en el caso de personas extranjeras, que están en situación irregular, por temor a ser expulsadas.

¿Qué dicen los datos?

La Fiscalía para Delitos de Odio y Discriminación, encargada de tratar estos delitos así como aquellos por motivos de xenofobia, religión y orientación sexual, registró 4 casos específicos de aporofobia en 2015 en la provincia de Barcelona. Esta cifra aumenta hasta 232 si se incluyen el resto de hechos delictivos relacionados con otros tipos de discriminación, esto representa un 19% más que el año anterior. Según la fiscalía este aumento se debe a la pedagogía que se ha hecho sobre la importancia de denunciar casos de este tipo.

Arrels entrevistó el pasado mes de mayo a 348 personas que dormían en las calles de Barcelona y varias de las preguntas se referían a la violencia que sufren. El 37% de los encuestados afirmó haber sido víctima de agresiones (el 47% en el caso de las mujeres) y un 12% explicó que en alguna ocasión se ha visto forzado a hacer alguna cosa contra su voluntad.
Por otro lado, a nivel estatal, el Observatorio Hatento señala que un 50% de las personas que, en España, duermen en la calle han sufrido algún tipo de violencia derivada de su situación de exclusión.

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