Entre enero y octubre hemos atendido a 2.169 personas, una cifra superior a la de todo el año pasado. Lo hemos hecho visitándolas en la calle, ofreciendo servicios básicos y garantizando alojamiento estable a 251 de estas personas. La inflación ha disparado los gastos de mantenimiento y de suministros de nuestros centros, pisos y alojamientos, llegando a duplicar en algunos casos las del año pasado. Además, afecta a las personas que acompañamos, que ven empeorar su situación. Os lo explicamos.

Arrels atiende a un 70% más de personas sin hogar que hace diez años. Este incremento en el número de personas que estamos atendiendo ha ido acompañada de un incremento de los ingresos del 60%, fruto de la ayuda de muchas personas que se han implicado económicamente a título individual. Este impulso económico nos ha permitido acompañar a más personas sin hogar y aumentar y mejorar nuestros recursos de atención. Pero 2022 no ha sido un año positivo, económicamente hablando. Las consecuencias de la guerra en Ucrania y la escalada inflacionaria han impactado en las cuentas de la entidad.

A pesar de haber acabado los últimos años con superávit, este año preveíamos acabarlo con un déficit de 325.000 euros porque queremos intensificar la atención que ofrecemos a las personas sin hogar, ofreciendo más servicios y recursos. Al déficit esperado, sin embargo, se ha añadido un déficit sobrevenido de 432.000 euros más que tiene su origen en la inflación y en el aumento del coste de la vida que vivimos, así como en una bajada de los ingresos que nos suelen llegar a través de donativos y cuotas económicas. En este contexto, nos preocupa que nuestra atención se vea afectada.

Gráfica 1. Déficit previsto, déficit sobrevenido y déficit total de 2022.

 

A causa del contexto inflacionario, hemos visto cómo se ha disparado el coste de los gastos de mantenimiento de nuestros recursos. Nos afecta a los 130 pisos que gestionamos, al centro residencial Pere Barnés, al recurso nocturno del Piso Cero y también al centro abierto donde ofrecemos recursos básicos de ducha y consigna y a nuestro taller ocupacional.

En 2022, por ejemplo, los gastos totales de los suministros de la entidad – agua, luz y gas – prevemos que supondrán más de 100.000 euros más que el año anterior. Además, hemos visto cómo se ha incrementado el gasto de alquileres de pisos, reparaciones, mobiliario, entre otros: actualmente, el mantenimiento de un piso nos cuesta ahora 400 euros anuales más que a inicios de año.

Gráfica 2. Gastos en suministros del año 2021 y gastos previstos para 2022.

Gráfica 3. Coste del mantenimiento anual de un piso los años 2021 y 2022.

 

En este sentido, y para sostener la atención a las más de 2.000 personas que acompañamos, necesitamos el apoyo de la ciudadanía. “En los últimos años, cerca del 70% de nuestros ingresos han llegado gracias a la implicación ciudadana. Nuestra actividad es la que es porque la sociedad confía en ella, por eso pedimos apoyo, para no tener que parar máquinas sino todo el contrario, para ir mucho más allá y atender a más personas”, explica Ferran Busquets, director de la entidad.

En Arrels nos financiamos en un 70% con fondos privados. Las cuotas de las personas socias y los donativos supusieron, en 2021, un 52% de los ingresos y un 15% corresponden a legados solidarios. En total, desde que Arrels se puso en marcha hace más de 30 años ha contado con el apoyo de más de 17.600 persones socias y donantes, hecho que también nos ha permitido trabajar para incidir en las administraciones y promover cambios estructurales para luchar contra el sinhogarismo.

 

Gràfica 4. Previsión de la disminución de donativos durante 2022.

 

Preocupación por no poder atender a nuevas personas sin hogar

Desde Arrels estamos haciendo esfuerzos para poder sostener la atención a las personas sin hogar en Barcelona. Este 2022 todavía no ha acabado y, en diez meses, ya hemos igualado el número de personas que acompañamos durante todo el año pasado. En total, desde enero hemos acompañado a 2.169 personas y, además, hemos orientado a otras 541 persones sin hogar que no sabían dónde pedir ayuda.

Gráfica 5. Evolución del número de personas que hemos acompañado y atendido, personas a las que hemos orientado y evolución de los ingresos económicos.

 

Este año, de momento, hemos garantizamos el alojamiento estable a 251 personas y tenemos previsto aumentar esta cifra, con la próxima apertura de una nueva equipamiento y nuevas plazas de alojamiento. También durante este último trimestre del 2022 prevemos abrir nuestro centro abierto durante el día los fines de semana y los festivos para ofrecer más horas de protección y acceso a servicios básicos. Las personas que viven en la calle lo hacen los 365 días del año y entendemos que necesitan una atención continuada.

“Durante los últimos años, hemos puesto en marcha el Piso Cero, hemos abierto el centro abierto por las mañanas, hemos incrementado la atención en la calle y ahora estamos presentes en los diez distritos de la ciudad; hemos implementado el modelo de atención Housing First, hacemos censos anuales para saber qué situación tienen las personas que viven en la calle, hicimos frente a la pandemia derivada de la covid-19 con proyectos de emergencia y hemos ampliado las plazas en la residencia Pere Barnés, que acoge a personas con un estado de salud muy frágil”, resume Ferran Busquets.

“En Barcelona, hay una parte de la atención a las personas sin hogar que durante estos años no se hubiera podido hacer sin el apoyo de la ciudadanía. Las próximas semanas, tenemos previsto abrir cada día el centro abierto y ofrecer más plazas de alojamiento. Pero, por primera vez en muchos años, estamos valorando no atender a nuevas personas que también lo necesitan y nos vemos obligados a pedir apoyo a la ciudadanía para que nos echen una mano en el actual contexto”, añade.

 

¿Cómo afecta a las personas que atendemos?

Las personas que habitualmente visitamos en la calle están, en general, en una situación muy grave en el ámbito económico. Muchas de estas personas no tienen ningún tipo de ingreso: un 73%, según datos de nuestro último informe. Sin embargo, hay personas que cobran algún tipo de prestación, pero se trata de ingresos insuficientes para hacer frente al alquiler de una habitación y pagar las necesidades básicas, sin el apoyo de terceros o entidades como Arrels.

La situación de las 251 personas a las cuales garantizamos el alojamiento actualmente es de pérdida importante de poder adquisitivo. Algunas no tienen ingresos; otras sí que tienen, pero cobran una Pensión No Contributiva o el Ingreso Mínimo Vital que durante el año pasado las permitía cubrir sus necesidades básicas y que ahora, en el momento de inflación que vivimos, son insuficientes. Hay personas a las cuales garantizamos el alojamiento que nos han pedido ayuda para comprar medicamentos o suministros de farmacia e incluso personas que hasta la fecha podían comprar y cocinar en el piso donde viven y que ahora nos han pedido acceder a un comedor social porque no se pueden permitir los gastos que implica la alimentación de todo el mes.

Desde 2008, cuando se hizo el primer recuento de personas que viven en la calle en Barcelona, el número de personas en esta situación ha aumentado un 87%. Aquel año se detectaron 658 personas durmiendo al raso; en junio de este 2022, detectamos a 1.231 personas durmiendo en las calles de la ciudad. Desde Arrels atendemos a personas sin hogar desde hace 35 años gracias al apoyo ciudadano y hacemos incidencia para que los motivos estructurales que abocan a las personas a vivir en la calle desaparezcan. Actualmente, estamos impulsando la Ley catalana de sinhogarismo con otras entidades y dialogamos con varias administraciones para resolver la problemática.

 

 

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