Vivir en la calle deteriora la salud y acorta los años de vida. Sólo en los últimos meses, entidades que trabajamos con personas sin hogar en Barcelona nos hemos despedido de 57 personas. El próximo 22 de noviembre nos encontramos en la Plaza dels Àngels de Barcelona para visibilizar esta realidad. Será a las 18h y estáis todos y todas invitados.

Durante muchos años, en Arrels hemos organizado un encuentro íntimo para recordar a las personas sin hogar vinculadas a la entidad y que nos han dejado en el último año. El año pasado, por primera vez, decidimos visibilizar esta realidad, trasladando el acto en el espacio público para dar más visibilidad a todas estas defunciones y en colaboración con otras entidades de Barcelona.

El 22 de noviembre volveremos a salir a la calle para recordar a 57 personas que en algún momento de su vida han vivido en las calles de Barcelona y que nos han dejado en los últimos 12 meses. Todas ellas tenían nombre y apellidos pero para buena parte de la sociedad pasaron desapercibidas. En el momento de morir, algunas vivían en un piso, otras estaban en una residencia, muchas tenían el techo de un hospital o la cárcel y varias vivían en la calle. La persona de más edad que recordamos tenía 84 años y la persona más joven tenía 31; la media de edad es de 59 años. Vivir en la calle acorta los años de vida.

Las personas que recordamos las conocíamos desde las siguientes entidades de Barcelona: Àmbit Prevenció, l’Associació Ciutadana Anti-Sida de Catalunya (ACASC), el CAS Baluard, Dit i Fet, Heura, la fundación Sant Pere Claver, el hospital de campaña de la parroquia de Santa Anna, Santa Lluïsa de Marillac, la asociación Yaya Luisa y Arrels.

Será el 22 de novembre a las 18h, en la Plaza dels Àngels de Barcelona.

Compartimos el manifiesto del acto:

Carta a la ciudad de Barcelona

Querida Barcelona,

Te presentamos a Manel, Urbano, Mircea, Joana, Enric… Quizás ya los conocías pero no te habías fijado en ellos porque, durante una época de sus vidas, pasaron desapercibidos para el resto de gente y de la ciudad.

Manel y Enric eran tan amigos que, tras muchas batallas, decidieron vivir juntos en el mismo piso. Mircea era cariñoso y los vecinos y vecinas le cuidaban mucho. Joana no dejaba indiferente a nadie con su sonrisa. Urbano, en cambio, tenía una gran empatía y siempre estaba atento al resto de personas. Todos ellos han vivido en la calle y todos ellos han muerto siendo invisibles para buena parte de la sociedad.

En los últimos doce meses, nos han dejado 57 personas que vivían o habían vivido en la calle en Barcelona. Hoy estamos aquí para recordar a estas 57 personas sin hogar y a otras que no hemos llegado a conocer y que también han muerto solas. Porque también eran ciudadanas tuyas, Barcelona, y tienen derecho al recuerdo.

¿Sabías que una persona que vive en la calle ve vulnerados la mayoría de sus derechos? A tener una casa, a sentirse segura, a tener intimidad y unas buenas condiciones higiénicas… También se ve vulnerado el derecho a la salud, porque no todas las personas que viven en la calle pueden ir al médico más allá de las urgencias y muchas no han recibido la atención que necesitaban a pesar de estar muy enfermas.

¿Sabías que las personas que hoy recordamos han vivido, de media, 59 años? Esto significa 22 años menos que los barceloneses que también nos han dejado. ¿Y sabías que cuando muere una persona que ha vivido en la calle no suele haber una lápida ni mucha gente que le acompañe? No hace mucho, un hombre que había perdido a su amigo nos preguntaba, extrañado, cómo era que no podría tener un lápida donde recordarlo.

1.026 personas dormirán esta noche entus calles y 2.000 más lo harán en los albergues y recursos públicos y privados.

Todas estas personas tienen derecho a tener un hogar en el que sentirse seguras, donde no pasar frío y poder recuperarse cuando están enfermas. Todo el mundo tiene derecho a una vida digna y a una muerte digna. Todas las personas tienen derecho a ser recordadas.

Querida Barcelona, hay que encontrar soluciones para que nadie tenga que vivir en tus calles. Hay que seguir trabajando juntos para lograrlo.

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