Aumenta un 22% el número de personas que viven en la calle y que no saben dónde buscar ayuda


Hasta 1.468 personas han venido a nuestro centro abierto entre el 1 de julio de 2018 y el 30 de junio de este año para preguntar dónde pueden ir a ducharse, cambiarse de ropa, acceder a un alojamiento o a los servicios sociales. Algunas de estas personas hace poco que viven en la calle, otras hace tiempo que están en situación de calle pero siguen sin encontrar respuesta y otras están a punto de perder su casa.

Un hombre que en los últimos meses ha tenido el apoyo de amistades pero que desde hace dos días duerme en la calle; una persona que pide ducharse porque tiene una entrevista de trabajo; una mujer que tras la muerte de su abuelo se ha encontrado en la calle y desde entonces duerme en el terrado de la finca; jóvenes que han cumplido 18 años, han salido del centro de menores y ahora viven en la calle; una familia con tres hijos que pide dejar sus cosas en un sitio seguro y estable porque no tienen dónde vivir…

Entre el 1 de julio de 2018 y el 30 de junio de 2019, un total de 1.468 persones sin hogar han venido a Arrels preguntando dónde encontrar ayuda para mejorar su situación. Esta cifra significa un 21,7% más que los doce meses anteriores.

Hemos orientado a 122 personas de media cada mes. Son personas adultas solas, parejas, jóvenes que han salido de centros de menores y familias con niños/as. Muchas han empezado a vivir en la calle hace pocos días o semanas, otras hace años que viven al raso y han ido a otros recursos pero no han encontrado respuesta, hay personas que explican que están a punto de perder su casa y no saben qué hacer. Duermen en la calle, en cajeros, coches o furgonetas, oficinas y bares donde trabajan, habitaciones de realquiler sin acceso a agua, en salas de espera de hospitales, etc.

El 88,3% son hombres y el 11,7% son mujeres; el 22,3% de las personas tienen nacionalidad española y el resto procede de hasta 95 países diferentes. La mayoría (un 61,3%) tiene entre 25 y 49 años y destaca que el 11,6% es menor de 24 años. En Arrels, hemos escuchado a todas las personas y las hemos asesorado sobre los recursos que existen Barcelona. En muchos casos no hemos podido cubrir las necesidades que nos han expresado de manera continuada, pero sí que hemos intentado dar respuestas a necesidades puntuales.

“Es muy preocupante la cantidad de personas que viven en la calle. Los recursos para personas sin hogar en Barcelona están saturados, por eso siempre intentamos explicar la realidad para situar a la persona”, afirma Marta Maynou, responsable del centro abierto.

Ducharse, cambiarse de ropa y acceder a un alojamiento

La mayoría de las personas que se han dirigido a nosotros -el 79,5%- ha pedido poder acceder a servicios higiénicos; el 30,6% de las personas también ha preguntado si podía cambiarse de ropa. Muchas de estas personas piden poder ducharse de manera puntual mientras no encuentran y acceden a los servicios higiénicos públicos, que habitualmente funcionan con cita previa. También hay casos de personas que necesitan ducharse por la tarde porque por la mañana tienen una entrevista de trabajo y no lo pueden hacer porque muchos de los recursos higiénicos sólo abren por la mañana.

“El sistema se suele adecuar al recurso, no a la persona. No puede ser que la mayoría de recursos con duchas abran únicamente por la mañana y que no se ofrezcan opciones que se adapten a la persona”, valora Marta Maynou. En este sentido, destacamos que el 4,7% de las personas ha pedido ayuda específica para buscar empleo.

Las personas orientadas en el centro abierto suelen pedir servicios básicos que necesitan en ese momento pero, sin embargo, el acceso a alojamiento destaca como tercera necesidad más expresada (en un 24,4% de los casos). Le sigue un 21% de personas que pregunta cómo acceder a servicios sociales, un 17,3% que pide un lugar donde dejar sus pertenencias de manera estable y un 11,4% que pregunta por los comedores sociales.

Contar con una consigna para que las personas sin hogar puedan guardar sus pertenencias es una necesidad no resuelta ahora mismo en Barcelona ya que no hay consignas públicas. En el caso de los comedores sociales, creemos que la demanda es menor porque en Barcelona hay servicios de comedor públicos y privados, formales e informales, que las personas acaban conociendo; nos preocupa, sin embargo, que no todas las personas acaban accediendo a la tarjeta de comedor para poder ir a los comedores públicos de la ciudad.

En este contexto, destacamos también dos situaciones más. Por un lado, el hecho de que el 4,5% de las personas nos pide ayuda para acceder a medicación. Para la responsable del centro abierto de Arrels, el hecho de que los centros de atención primaria hayan cerrado temporalmente el banco farmacéutico por motivos de saturación significa para las personas con tarjeta sanitaria y sin ingresos no poder acceder a la medicación que necesitan.

Por otro lado, también nos preocupa que el 6,3% de las personas nos pide ayuda porque han sido agredidas o les han robado la ropa, los zapatos o la documentación, entre otros.

Necesidad de no desvincularse de la red pública

Muchas de las 1.468 personas que han venido a nuestro centro abierto para pedir orientación han acudido previamente a los servicios sociales de su barrio o a los servicios específicos del Ayuntamiento de Barcelona para personas sin hogar, pero no han obtenido respuesta. El 23,9% de las personas que hemos orientado, de hecho, han vuelto más de una vez a Arrels pidiendo nueva orientación o sin resolver sus necesidades.

“Todo el mundo debería poder tener un trabajador/a social de referencia, pero no todo el mundo lo tiene”, afirma Marta Maynou, que recuerda que son personas que aún están a tiempo de vincularse a los recursos públicos. Las personas que hace poco tiempo que viven en la calle en Barcelona son un ejemplo de esta situación.

Desde Arrels, pedimos reforzar los servicios públicos y trabajar más en red entre administraciones y entidades sociales para ir a la una y ser más eficientes. Hacen falta políticas preventivas para que la gente no pierda su casa, promover el acceso a vivienda social y facilitar el acceso a los servicios sociales y a los recursos existentes en el mismo municipio donde vive la persona.

A corto plazo, detectamos la necesidad de más servicios higiénicos, con normativas y horarios más flexibles; habilitar consignas donde las personas que viven en la calle o en lugares inestables puedan guardar sus pertenencias durante un tiempo; y abrir espacios de acogida nocturnos y de baja exigencia en cada barrio de la ciudad, que ofrezcan a la persona más seguridad, intimidad y un lugar donde descansar.

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