Hasta 1.177 personas sin hogar han venido a Arrels en 2022 pidiendo asesoramiento sobre los recursos en Barcelona. La mayoría necesitaba servicios higiénicos y acceder a servicios sociales. Durante 2022 también hemos asesorado a otras 1.031 personas afectadas, vecinos y vecinas e instituciones que nos han llamado preocupados por personas que viven al raso. Destaca el hecho que casi un centenar de familias con niños y niñas nos ha pedido ayuda.

Un chico que empieza a trabajar como repartidor y que necesita guardar la mochila y cambiarse de ropa; una mujer que huyó de su país por violencia de género, que está esperando que llegue la cita con servicios sociales, pero que en cuatro días tendrá que dejar la habitación donde vive porque se le acaba el dinero; un chico con discapacidad que empezó a dormir en la calle hace tres meses, cuando murió su padre y perdió la vivienda; un hombre que pide un lugar donde resguardarse durante el día y que se rompe porque recuerda el día y la hora que empezó a vivir en la calle hace diez meses; un padre que perdió el trabajo, que desde hace dos meses vive en la montaña con su hijo y que no sabe cómo empadronarse y dónde ducharse.

Por nuestro centro abierto pasaron el año pasado un total de 1.177 personas que vivían en la calle o bien estaban en una situación residencial inestable y necesitaban orientación. Se trata de personas con situaciones muy diversas, pero que comparten la necesidad de tener un techo, acceder a servicios básicos y, sobre todo, saber qué recursos públicos y privados existen en Barcelona donde poder ir a pedir ayuda. De todas estas 1.177 personas, el 85% son hombres y el 15% son mujeres. La mayoría (un 59%) tiene entre 25 y 49 años y nos preocupa que un 12% tiene menos de 25 años. Sobre el origen de las personas, sabemos que el 21% son españolas, que un 16% son comunitarias y un 59% extracomunitarias. Marruecos, Colombia, Argelia, Rumanía y Perú son los países de procedencia de la mayoría, después del Estado español, aunque en total las personas que hemos orientado vienen de 90 países diferentes.

De media, cuatro personas sin hogar han venido cada día a Arrels buscando asesoramiento. Dos de cada diez personas han necesitado que les expliquemos todos los recursos a los que se pueden dirigir en Barcelona y el resto ha venido preguntando por necesidades concretas. Así, el 51% ha pedido dónde poderse duchar, el 28% necesitaba acceder a servicios sociales y un 24% buscaba un espacio de consigna donde guardar las pertenencias y la documentación. En un 23% de los casos, las personas preguntaban por roperos donde cambiarse de ropa y zapatos y donde obtener mantas, y el 17% ha preguntado también cómo acceder a un alojamiento.

“Por un lado, son demandas que tienen que ver con necesidades muy básicas y diarias y que no quedan cubiertas en Barcelona como, por ejemplo, poder ducharse cada día. Pero también hay numerosas demandas relacionadas con las soluciones a medio y largo plazo del sinhogarismo, como acceder a un alojamiento y recibir atención social, que permiten mejorar la situación de la persona”, afirma Ferran Busquets, director de Arrels. El 9% de las personas nos han preguntado cómo acceder a un trabajo y un 7% nos han pedido ayuda para hacer trámites burocráticos.

Las situaciones de las 1.177 personas sin hogar que han venido a Arrels durante 2022 buscando asesoramiento evidencian carencias estructurales en los sistemas de prevención y de apoyo social:

  • La primera cita con los servicios sociales especializados para personas sin hogar en Barcelona, por ejemplo, tarda entre uno y dos meses al llegar, lo que significa que como mínimo la persona tiene que esperar este tiempo viviendo en la calle.
  • Los servicios de atención básicos, como duchas y roperos, son insuficientes.
  • Hay personas a las que hemos orientado que han accedido durante un tiempo a alojamiento temporal y después han tenido que volver a la calle.
  • También hemos orientado a personas que estaban a la espera de la primera visita para pedir asilo y que, mientras tanto, vivían en la calle; así como a personas que salen del hospital, de prisión o de un centro de protección a la infancia y la juventud y no tienen un lugar donde vivir.

“El efecto que todo esto tiene sobre las personas es devastador y afecta a su salud física y emocional. Hemos atendido a personas que se sienten muy solas, que llegan en estado de choque, llorando porque necesitan una prenda de ropa o unas bambas, con hostilidad y desesperación, que sienten vergüenza de su situación y están decepcionadas de las pocas alternativas que encuentran”, añade Ferran Busquets.

Desde el servicio de primera acogida y asesoramiento de nuestro centro abierto, hemos escuchado a las 1.177 personas que se nos han dirigido y hemos detectado necesidades, las hemos orientado a otros recursos útiles, hemos apoyado en trámites, hemos abierto nuestro servicio de consigna a todo el mundo, hemos ofrecido otros servicios como las duchas de manera puntual y, cuando hemos detectado situaciones de mayor vulnerabilidad, hemos iniciado un vínculo para poder acompañar a la persona a largo plazo.

 

Un millar de vecinos y vecinas preocupados por otras personas que viven en la calle

Además de asesorar a personas sin hogar que han venido directamente a Arrels, en 2022 hemos orientado también a personas particulares, municipios, entidades y centros de salud preocupados por alguien que vivía al raso. En concreto, el año pasado recibimos en nuestro servicio de orientación telefónica 1.031 llamadas, lo que significa cuatro llamadas en el día.

La mayoría de estas llamadas (un 47%) las hicieron vecinos y vecinas preocupadas por la situación de personas que vivían a la intemperie en su barrio o ciudad. El 35% de las llamadas, en cambio, las hicieron personas directamente afectadas por una situación de sinhogarismo: algunas vivían en la calle y muchas tenían miedo de perder su casa. En un 17% de los casos, las llamadas las ha hecho servicios sociales de otros municipios, hospitales y centros de atención primaria o bien entidades e instituciones que atenían a una persona sin hogar y no sabían qué hacer.

“Destaca el hecho que, en el 15% de todas las llamadas que hemos recibido, las personas habían contactado previamente con servicios sociales, pero no habían encontrado una respuesta válida a su situación”, dice el director de Arrels. El 72% de las llamadas se referían a una persona que vivía en la calle en Barcelona, mientras que el 27% se refería a situaciones vividas en otros municipios catalanes.

 

Casi un centenar de famililas con menores sin hogar

Arrels somos una entidad que atiende a personas adultas y solas que viven en la calle en Barcelona pero, aun así, durante 2022 nos hemos encontrado que numerosas familias con niños y niñas han llamado a nuestra puerta porque empezaban a vivir en la calle o bien estaban a punto de perder su casa y no sabían qué hacer. Son un total de 97 casos de familias con niños y niñas; la mayoría nos ha contactado por teléfono u otras vías telemáticas, y un 23% ha venido directamente a nuestro centro abierto a preguntar.

Sabemos que, como mínimo, en estas familias había 153 niños y jóvenes menores de 18 años afectados. También sabemos que, en un 64% de los casos las familias habían contactado con servicios sociales sin encontrar respuesta.

Una mujer con una niña de 8 años que en unos días pierde el alojamiento y en servicios sociales le dicen que no pueden hacer nada más; una familia a la que han denegado el asilo y a quien servicios sociales paga una habitación para la madre y las hijas pero no para el hombre, que tiene que dormir en la calle; una familia que ha llegado a Barcelona porque su niña está recibiendo tratamiento contra la leucemia en el hospital y no tienen donde dormir; una mujer que puede pagar una habitación, pero a la que nadie le alquila una habitación porque tiene un bebé de siete meses… Son algunos ejemplos de las situaciones vividas por estas 97 familias. De todas ellas, el 64% estaba en Barcelona ciudad y un 31% vivía en otros veinte municipios catalanes como Hospitalet del Llobregat, Manresa, Arenys de Mar o Tarragona.

El 39% de las familias (con 55 niños, niñas y adolescentes) dormía en la calle en el momento de dirigirse a nosotros, el 37% se quedaba sin hogar de manera inminente (con 57 niños, niñas y adolescentes) y un 20% tenía problemas de vivienda. “Son casos que no tendrían que llegar a entidades como la nuestra y que seguramente evidencian la carencia de recursos existentes de prevención y atención”, añade Ferran Busquets, director de Arrels.

 

Más información:

Leave a Reply

Your email address will not be published.